Seguro que a todos nos gustaría formar parte de una lista encabezada por este titular: «Familias empresarias de éxito, generación tras generación y por 100 años más» porque sabríamos, sobre todo, que no apela sólo a la Historia, al pasado, sino al presente y al futuro, y que éstos se ven sólidos, claros y apasionantes.

¿A qué esperamos?

Todo es proponerse la consecución de un proyecto en el que se cree, que se desea y que, por tanto, hay que conseguir. Nadie nos garantiza que sea fácil, pero sí posible.

Análisis, orden, método, firmeza, herramientas y una buena guía.

Entre muchos otros elementos necesarios, nos pueden situar, de nuevo, en el buen camino, seguir en él con más solidez que nunca, o bien crear uno para avanzar.

Y, ¿por qué no?

Entender que quizás constituirnos como familia empresaria es la fórmula más adecuada para exponenciar el potencial productivo, canalizar nuestra riqueza, la de nuestra familia, y creer en nosotros como equipo emprendedor, aunque quizás nunca antes nos lo hubiéramos planteado.